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Ni una palabra de condena de Esquerra sobre los disturbios que en las últimas noches han sacudido las calles de Barcelona y otras localidades catalanas con la coartada del encarcelamiento del rapero Hasel. Muy al contrario, la formación a la que pertenece el vicepresidente de la Generalitat en funciones de presidente, Pere Aragonès, y que espera a gobernar la próxima legislatura, lo que ha hecho es presionar a los Mossos d’Esquadra para aclarar si actuaron con «proporcionalidad» frente a los albotoradores.
«Esquerra Republicana pide al Departamento de Interior una investigación ágil y dirigente para esclarecer si ha habido casos de malas prácticas en las actuaciones policiales de los Mossos», ha reclamado el partido de Junqueras en un comunicado, en el que no menciona los graves disturbios acontecidos.
Los Mossos están indignados con el Govern de la Generalitat, no solo por ponerse de perfil ante las algaradas, sino porque los republicanos y Junts giran la responsabilidad hacia la Policía catalana. Lo más curioso es que lo haga Junts, pues es este partido el que gobierna la Consejería de Interior, bajo la batuta del posconverte Miquel Sàmper.
La cúpula de los Mossos, encabezada por el mayor Josep Lluis Trapero, se reunió ayer en un cónclave ordinario pero en el que la cuestión de los disturbios acaparó la sesión. Los mandos se conjuraron para mantenerse alejados de las presiones políticas y reivindicaron el trabajo de los antidisturbios durante esta ola de violencia. Sus sindicatos, sin embargo, van más allá.
En un comunicado este sábado, todos los sindicatos, por unanimidad han reclamado una reunión de urgencia con el consejero de Interior al considerar que la situación es insostenible. Dicen que los ánimos están «muy crispados» entre los agentes y «en el límite asumible de poder garantizar» la paz social dentro del cuerpo. El consejero Sàmper ha recogido el guante y se reunirán mañana domingo de urgencia en el Departamento de Interior.
