Dice al adagio que un pesimista no es más que un optimista bien informado. Hipérbole, claro, aunque es cierto que el optimismo resulta contraproducente cuando no se sustenta sobre datos. Y eso es lo que está sucediendo -de nuevo- ante la sexta ola pandémica, pese a la palmaria evidencia de que ni la epidemiología, ni la virología ni mucho menos la política tienen ninguna certeza sobre el comportamiento del virus o sobre la fecha en que dejará de ser un problema. Si algo hemos aprendido en estos dos casi años es que no hay que hacer caso de los profetas. En especial de algunos que tenemos cerca y que aún no han aprendido, fracaso tras fracaso, que la realidad del… Ver Más
Fuente ABC